martes, 27 de mayo de 2008

La Navegación Vikinga y de los Cruzados

En el siglo IX los normandos o vikingos se convirtieron en el terror de los mares septentrionales. En sus embarcaciones, largas y estrechas, propulsadas con velas y remos, efectuaron incursiones en las costas del norte de Europa, las islas británicas y el Mediterráneo. En sus naves, cuya proa simulaba un dragón, se internaron en el tormentoso Atlántico septentrional, colonizaron Islandia y Groenlandia, y arribaron a las costas norteamericanas. Los barcos progresaron muy poco en el sur de Europa, y la navegación fue muy reducida hasta que se iniciaron las cruzadas en el siglo XII. Como se necesitaron para transportar hombres y pertrechos a Tierra Santa, aumentó de pronto su construcción. Flotas de galeras genovesas y venecianas, movidas a remo y no muy distintas de las griegas, recorrían el Mediterráneo. Los países de norte de Europa comenzaron a interesarse en la producción de buques. Eran semejantes a una artesa, lo que les mereció el nombre de naves redondas. Después de las cruzadas, terminadas en el siglo XIII, se desarrollaron rápidamente los veleros para todos los fines. El timón, inventado antes, sustituyó al remo con que se dirigían los barcos. Las embarcaciones, al estar provistas de dos o más mástiles, empleaban, naturalmente más velas. Cuando se utilizó la triangular o latina al mismo tiempo que la cuadrada, los navegantes dominaron el viento casi por completo: en su dirección, en ángulo con él y a veces incluso contra él.

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